Fernando nació en Madrid hace 42 años y lleva en el oficio de la sastrería más de dos décadas. Durante los primeros 10 años Fernando formó a nuevas generaciones de sastres en la Escuela Taller de Sastrería Histórica del Patrimonio Nacional, en el Palacio Real de Madrid, y la siguiente década fue responsable de sastrería y camisería a medida en El Corte Inglés. 

A lo largo de su extensa trayectoria ha vestido a conocidos artistas, deportistas y políticos. En 2016 se incorporó a una de las sastrerías más antiguas y prestigiosas en camisería a medida en Madrid, El Corte Militar, donde lidera el departamento de sastrería a medida, tanto civil como militar.

Hoy Fernando nos cuenta las curiosidades de esta profesión en la que, asegura, “nunca hay desempleo”.

¿Cómo se forma hoy en día un sastre experto en camiseria a medida en Madrid?

En la actualidad se forman muy pocos sastres, porque es un oficio que se aprende en la propia sastrería, como aprendiz, eso no ha cambiado de cómo se hacía antes. No tiene ninguna titulación oficial, hay algunos cursos no homologados pero son solo de un año, y en ese tiempo casi no te da tiempo ni de aprender a coger la aguja.
Por otro lado, el ciclo de formación de Corte y confección está más enfocado a un proceso industrial: patronaje, escalado de patrones, producción…
Lo que hacemos aquí, en El Corte Militar, es pura artesanía y la única forma de aprenderlo es en la propia sastrería. Cada traje y cada uniforme se hace uno a uno, con las medidas de cada cliente. Al igual que la camisería a medida en Madrid.

¿Qué te llevó a querer ser sastre?

La verdad es que en mi caso fue un poco por casualidad, no me lo había planteado nunca. Hace casi 22 años se me planteó la ocasión de empezar en una escuela taller de Patrimonio Nacional, en el Palacio Real, ¡y hasta hoy!

¿Qué es lo que más te satisface del oficio de sastre?

Cuando el cliente se ve con la camisa o con el traje, se gusta y se va satisfecho, y lo comparte contigo. Además, aunque es un oficio de toda la vida, siempre se va reinventando, nunca dejas de aprender. Si no es con los cortes es con los tejidos. Cada vez hay tejidos más finos, más complicados, que te hacen sudar. Así que siempre tienes que estar a la última, además de estar pendientes de la tendencias y la moda para asesorar lo mejor posible al cliente. Hay muchos clientes que saben perfectamente lo que quieren pero la mayoría quiere un traje, y ya está, y se ponen en tus manos. También hay quienes entran con una idea y salen con un traje que no tenía nada que ver con lo que habían pensado. El cliente se va dejando hacer. Hay que tener mucha psicología en este oficio.

¿Cómo llegáis a averiguar cuál es el traje que el cliente realmente quiere, cuando no tiene ideas previas?

Es más fácil de lo que parece: solo hay que escuchar. Normalmente el cliente siempre viene acompañado por la mujer, o alguien de la familia, solo hay que escucharlos. Y estudiar el cuerpo que tiene, hay muchos clientes a los que no les puedes hacer el traje que quiere porque no le sentaría bien con su morfología. Hay que hacerles un traje que les siente bien, que la gente le pregunte al verle: ¿dónde te has hecho ese traje, que te sienta tan fenomenal?

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